domingo, 8 de abril de 2012

Ella

Ella, tan o más libre que el viento.

Libre de hechizos o de el tiempo.

También cansada y desgastada, de pasar cuadro a cuadro, de cama en cama.

Ahogada todas las noches en un mar de sábanas con su hedor a perfume.

Vendiendo placer con sus piernas tan abiertas como el sanjuán del infierno, repleta de mareas alquiladas, aguardando algún errante del camino de la moral que busque cariño en los brazos de la vampira bien llamada lujuria.

En este lugar hasta la mirada de una puta es tan cálida como el abrazo que le da el invierno a la primavera.

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